Ya se acerca la primavera y eso significa que en la huerta es tiempo de cosechar algunos de los regalos que nos brinda la “Mamá Natura” en forma de alimento. Y es que ahora en febrero estamos llenos de alegría porque podemos cosechar las zanahorias y remolachas que plantamos a finales del verano pasado con entusiasmo. Algunos amigos se acercaron a echar una mano y compartir momentos en buena compañía.
En estos últimos años estamos asistiendo a la transformación de nuestra huerta, de nuestro entorno y el paisaje que lo rodea, de una huerta convencional a una huerta orgánica regenerativa donde cada vez son más los comensales y visitantes que se acercan a echar un ojo y ayudarnos en nuestra labor. ¡No!. No estamos hablando de personas, estamos refiriendonos a toda la biodiversidad que nos rodea y sentimos a nuestro alrededor. Desde las abubillas que picotean el suelo en buscar de orugas, escarabajos e insectos enterrados hasta incluso erizos, ginetas o culebras bastardas se pasean por los paisajes de la huerta de Chirivel.
¡La imperfección de la belleza!
Y es que ya lo decía mi abuelo que en lo irregular, en lo imperfecto también reside la perfección y la belleza. Por ejemplo una zanahoria deformada presenta un dibujo y una estampa muy curiosa, muy bella, elaborada por los caprichos de la naturaleza. ¡Y además es que estas zanahorias están riquísimas! Su forma nada tiene que decir de su sabor y eso es un aprendizaje que nos llevamos en este camino. ¡Aquí no se desperdicia nada!: Toda nuestra cosecha irá para nuestra propia alimentación y otra parte para la producción de nuestras cremas, salsas y patés veganos y ecológicos para deleite de todo el mundo.
Este cambio hacia una agricultura mucho más sostenible, regenerativa, está siendo una aventura en la que se ha creado una comunidad intencional increíble de personas comprometidas con la regeneración de nuestro territorio que nos sentimos plenamente conectados y conectadas, donde todos y cada uno de los integrantes que formamos el equipo humano de VegaVilanos estamos alineados en esta visión
Nuestra visión regenerativa no solo sentimos que está beneficiando a nuestra huerta y a nuestro pueblo sino también a la comunidad en su conjunto. Además de mejorar la calidad del suelo y la salud de nuestros cultivos, hemos creado un entorno más acogedor para la vida silvestre local y para la fijación de población comprometida con el cuidado a la naturaleza y a las tradiciones de nuestras gentes. Ahora, nuestras zanahorias y remolachas ecológicas no solo son más saludables para el consumo humano, sino que también son el hogar de una rica diversidad de vida silvestre.
Cada día, nos sentimos honrados de formar parte de este proceso de regeneración. Nuestro paisaje se transforma y se llena de vida, y también lo hacemos nosotros en simbiosis con él. Tenemos más claro que nuestro compromiso con la agricultura sostenible, ecológica y que regenera la naturaleza a la vez que el mundo rural es más firme que nunca y que no estamos solos en esta necesaria transformación hacia un modelo de alimentación más parecido a lo que se espera de seres inteligentes que cuidan la casa donde viven.